La economía de Latinoamérica se ha enfrentado en los últimos años a diferentes factores monetarios como la inflación y el tipo de cambio. La recuperación, luego de los efectos de la COVID-19, ha sido lenta debido a diversas causas de orden social y político, siendo más acentuada en unos países que en otros. No obstante, para lo que resta del presente año, se espera un crecimiento gradual alrededor del +2%. Variables como la confianza inversionista, precios favorables de materias primas y las políticas monetarias reactivas han colaborado a mantener bajo control la inflación y la volatilidad del tipo de cambio. En general, el comportamiento observado también responde a que la región ha sido más resiliente debido a las lecciones aprendidas de crisis anteriores.
En este escenario de recuperación paulatina de la economía, los bancos centrales han actuado con cautela, adoptando un enfoque gradual para nuevas reducciones de las tasas de interés. Así mismo, se espera que las perspectivas de crecimiento permitan una estabilidad más duradera. Lo anterior supone grandes desafíos y oportunidades de beneficio para las regiones, como el acuerdo industrial verde, donde Latinoamérica puede estar a la vanguardia.
Otro de los aspectos que deben afrontarse dentro de las perspectivas de crecimiento, son el cambio climático y los riesgos sociales. En cuanto al primero, las estimaciones apuntan a que Latinoamérica puede enfrentar pérdidas equivalentes al 11% del PIB para el año 2050. Sin embargo, se plantea el uso de la inteligencia artificial para que su alcance permita aminorar los efectos producidos por los eventos climáticos extremos. Igualmente se advierte la necesidad de estar atentos a los riesgos fiscales y financieros, y la preocupación del cambio demográfico y su incidencia en los sistemas pensionales.
Colombia en el ámbito latinoamericano
Para el caso particular de Colombia, se prevé un crecimiento del PIB del 1,3% para el 2024, y se entrevén desafíos importantes como una elevada inflación, por encima del 5%, que ejercerá una fuerte presión sobre los bolsillos de los hogares colombianos, o el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel mundial.
En cuanto a las exportaciones del año 2022 a Estados Unidos, China y la Unión Europea, principalmente, las estadísticas ubican a Colombia con un porcentaje del 17%, muy por debajo de México, Chile, Bolivia, Ecuador, Costa Rica. En el año 2023, las exportaciones de Colombia disminuyeron 12,9%.
Otro factor que representa una gran inquietud es la alta tasa de informalidad laboral que se encuentra alrededor del 50%. Esta es una grieta que cada día se extiende más respecto al trabajo formal que cobija a los trabajadores con todas sus garantías de ley. El gran desafío es, entonces, alcanzar una mayor tasa de crecimiento en los diferentes sectores económicos y sociales del país.
“Para incentivar el dinamismo de la economía debemos centrarnos en dos frentes: el impulso al sector consumo y la liberación de recursos públicos para la reactivación de sectores generadores de empleo como la construcción. Sin embargo, es importante destacar que varias de estas medidas deben ir muy de la mano del apoyo del Banco Central y, de igual forma, generar una confianza en el tejido empresarial que incentive a su vez el gasto y la inversión extranjera directa”, explica Fabián Fonseca, Director de Riesgos y Siniestros, de Solunion Colombia.
En cuanto a las oportunidades, Colombia cuenta con un especial potencial en producción de hidrógeno verde, así como en la producción de minerales como el níquel, el cobalto y el cobre, elementos necesarios para producir tecnologías limpias. En ese sentido, el enfoque de acción debe estar enmarcado en la implementación de políticas que impulsen la inversión en sectores verdes, como las energías renovables, biomasa, etc., labores que debe ir en paralelo con el desarrollo logístico y de transporte en todas sus modalidades, pues las carencias en cuestión de infraestructura dificultan la competitividad frente a otras naciones de la región.
Con el fin de hacer frente a estas oportunidades de crecimiento se hace indispensable el fortalecimiento del sistema educativo con miras a preparar a los futuros profesionales en áreas competitivas que vienen en evolución. Igualmente se deben generar empleos formales que reduzcan la informalidad laboral.
Finalmente, hay que mencionar que Colombia, como los demás países de Latinoamérica, tendrá que estar atenta a los riesgos que en materia económica puedan producirse, como son el aumento de la inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, factores mencionados en párrafos anteriores.
Para Latinoamérica, el pronóstico de las exportaciones es del +4,5% para este año, muy por encima del 3,1% del 2023. En este ámbito exportador, se espera para nuestro país un repunte que se daría en el segundo semestre de 2024. La expectativa es que las exportaciones superen los 50.000 millones de dólares (USD), según las últimas previsiones de Analdex.